¿Cómo afecta CODECA al mercado político?
El Comité de Desarrollo Campesino —CODECA— es varias cosas: es un grupo de interés o presión, según las teorías de Mancur Olson; una organización no gubernamental —ONG—; una organización criminal —¿o terrorista?—; y, ahora, un partido político.
CODECA nació en 1992 en Suchitepéquez, ostensiblemente como un grupo defensor de los derechos humanos de campesinos e indígenas. Ha recibido millones de dólares en financiamiento proveniente de Suecia, España, Noruega; presumiblemente, los donantes —o los tributarios de estos países— ignoran las ilegalidades que patrocinan con sus fondos (Martínez, 2016).
Desde un inicio, CODECA hace presión política de forma agresiva, bloqueando carreteras y organizando manifestaciones que obstaculizan la libre locomoción de la ciudadanía. También incentivan las invasiones a la propiedad privada, institución social que quisieran erradicar. Según un artículo publicado por República, se han entablado centenares de procesos legales en su contra por delitos como estafa, instigación a delinquir y más (Redacción, 2017). Con frecuencia se les acusa de robar energía eléctrica para revenderla. Varios de sus líderes, incluyendo su fundador, Mauro Vay, han sido detenidos y sentenciados a guardar prisión (Villatoro, 2016). También algunos miembros han sido asesinados o agredidos. CODECA considera como parte intrínseca a su “derecho de resistencia” recurrir a tácticas ilegales y violentas: el fin justifica los medios. Tacha de “ilegítimo” todo el sistema político y jurídico existente y busca, literalmente, un cambio revolucionario.
Las raíces de CODECA se hunden en la Organización del Pueblo en Armas —ORPA—, formada por Rodrigo Asturias, que junto con otras tres agrupaciones guerrilleras integró la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca —URNG—. La organización clandestina URNG se convirtió en partido político legal en 1998. En un inicio, CODECA se vinculaba con la URNG, que hacía las veces de intermediario político para CODECA y otras agrupaciones similares. Entre las razones que citan para formar su propio partido político —MLP—, los líderes de CODECA listan la cerrazón dentro de la URNG, una deslucida lucha contra el “neoliberalismo” y el desgaste de la organización sombrilla (Rojas, 2019).
En noviembre del 2018, el grupo de presión se convirtió en partido político para participar en las elecciones generales. Sus líderes dijeron que tuvieron que formar el Movimiento para la Liberación de los Pueblos —MLP— porque ningún partido de izquierda se ajustaba a su ideario. El MLP fue inscrito con más de 22 000 afiliados. Dicen poder movilizar a 100 mil personas a la vez. El secretario general es Byron Alfredo González Tool y la candidata a la presidencia es Thelma Cabrera. Promueven la eliminación de la propiedad privada y prometen convocar una asamblea constituyente “popular y plurinacional”. En la encuesta publicada por Prensa Libre en abril —cuando aún figuraban ciertos candidatos que no aparecerán en la papeleta—, Thelma Cabrera contaba con una intención de voto del 1.6 %; dados los cambios en la oferta política, probablemente logre captar un porcentaje un poco mayor.
En La lógica de la acción colectiva: bienes públicos y la teoría de grupos, Olson (1992) aseguró que tiene que existir una motivación para asociarse a un grupo: la persona racional tiene que percibir que ese esfuerzo le aportará beneficios personales. En otras palabras, las personas forman grupos para conseguir bienes privados. Cuanto más grande es un grupo, más puede incidir en la arena política; puede ofrecer al político un número significativo de “votos alineados”, y pedir a cambio regulaciones, subsidios u otros favores. A mayor tamaño, sin embargo, también es más difícil evitar el problema del gorrón en el seno de la organización. Irremediablemente, un pequeño subgrupo —una elite— termina ejecutando el trabajo en nombre de los demás.
CODECA hace gala de un liderazgo extremadamente ideologizado que posiblemente prefiere la no participación en el proceso de decisión de los demás asociados. Ellos toman las decisiones supuestamente requeridas por “la colectividad”, pero en realidad no sabemos si las bases comparten el radicalismo de su discurso marxista-leninista. Los líderes hablan de opresión, lucha de clases, eliminación de propiedad privada, nacionalización, resarcimiento y redistribución, entre otras cosas. CODECA afirma tener presencia en 20 departamentos del país, con lo cual nos quieren dar a entender que es un grupo de presión de buen tamaño, pero las noticias no logran trasladarnos el nivel de cohesión interna del grupo.
Cuando Olson (1992) describió el impacto que tienen los grupos de presión en la arena política, no previó la posible participación de agrupaciones que tienen poco o ningún respeto por las reglas del juego que norman el comportamiento de los demás partícipes, ya sean estas constitucionales o leyes específicas.
¿Deberían haber permitido la candidatura de Thelma Cabrera? ¿Cómo se “coló” dentro del club de partidos políticos una organización capaz de cometer actos criminales? ¿Cómo compite un grupo de presión que tiene su propio partido político con grupos de presión tradicionales? ¿Cómo se protege la libre competencia de actores cuyo fin último es hacerse con el poder para desmantelar el sistema?
Referencias
- Martínez, A. (25 de octubre de 2019). ¿Cómo se financia y quién está detrás de CODECA? República. Recuperado de https://bit.ly/2XAR6LW
- Olson, M. (1992). La lógica de la acción colectiva: bienes públicos y la teoría de grupos. México: Limusa.
- Redacción. (26 de mayo de 2017). 5 razones para cuestionar a CODECA. República. Recuperado de https://bit.ly/2I78B15
- Rojas, A. F. (9 de junio de 2019). Thelma Cabrera, la disociación de la izquierda en Guatemala. Prensa Libre. Recuperado de https://bit.ly/2ZhwdG0
- Villatoro García, D. (4 de julio de 2016). Nos fortalecimos gracias a la persecución. Plaza Pública. Recuperado de https://urlzs.com/WbUeZ
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