Reforma a la Ley de Zonas Francas: ¿oportunidad o amenaza?
La pandemia de la covid-19 ha causado estragos en la economía a nivel mundial: los mercados han caído y el nivel de desempleo y endeudamiento público ha aumentado. Sin embargo, el desarrollo de diferentes vacunas, las campañas de vacunación masiva en varios países y los grandes estímulos e incentivos económicos auguran una recuperación económica en el corto plazo.
En el caso puntual de Guatemala, de acuerdo con el Ministerio de Economía, la actividad económica se retrajo un 2 % y fue el país de Latinoamérica que mejor desempeño económico tuvo. El Banco de Guatemala tiene previsto un crecimiento económico del 3 % en el 2021, en tanto que el Banco Mundial estima que el crecimiento del PIB para este año será de un 4 %.
Reactivación económica
En el marco de la agenda para la reactivación económica, se ha realizado una serie de acciones entre las que destaca la reforma a la Ley de Zonas Francas. Aunque polémica, se espera que esta reforma traiga muchos beneficios al país y ayude a agilizar la recuperación económica. Esto se ha hecho después de la reforma por el Decreto 6-21 que invalida la modificación de 2016 (Decreto 19-2016) que había obligado a varias empresas a irse hacia países vecinos, al haber excluido de los beneficios fiscales a más de 26 sectores productivos.
Dentro de la actual reforma se agregan nuevas actividades que se pueden realizar dentro de las zonas francas, que atraen empresas que antes no hubieran tenido tanto interés en venir al país, volviéndolo más competitivo regionalmente. Entre estas destacan actividades relacionadas a calzado y manufacturas de cuero, alimentos procesados, alimentos para animales, productos cosméticos, vestuario y textiles, centros de recreación y hoteles, entre otros.
Mucho interés
El atractivo geográfico y climático es importante para los empresarios a la hora de escoger Guatemala, sin embargo, no es el único factor que entra en juego. De acuerdo con el presidente de la Asociación de Zonas Francas de Guatemala, Juan Pablo Bercián, al menos 41 empresas dedicadas a las actividades mencionadas están interesadas en ingresar al país desde que siguió avanzando la Iniciativa 5174 en el 2020.
En total, son más de 108 empresas las que han enviado su solicitud para ingresar a estos sectores. Estas se añadirían a las 186 empresas que ya cuentan con los beneficios de la Ley de Zonas Francas (Decreto 25-89). Esto ayudará a la reactivación económica del país, ya que se calcula que las zonas francas generan aproximadamente 15 mil empleos y las nuevas empresas que entrarían generarían 30 mil empleos nuevos, por lo que se recibirían 300 millones de dólares en inversiones anualmente.
Retención y atracción de talento
Otro factor en el que se lograría una mejora por la nueva reforma a la Ley de Zonas Francas es el de la retención y atracción de talento al país. Las actividades que se realizan en estos territorios involucran agregarle valor a un producto. Este proceso requiere de personal capacitado y especializado. Dentro de las actividades permitidas destacan la elaboración de alimentos, manufacturas de caucho, plásticos, medicamentos y productos químicos, tecnología, entre otros.
Por otro lado, están prohibidas las actividades de comercialización o producción de cardamomo, café, pergamino, oro, banano, hule y azúcar, entre otras. Como se observa, la mayoría de las actividades prohibidas en las zonas francas están directamente relacionadas con la comercialización de materias primas, mientras que la mayoría de las actividades permitidas se enfocan en la comercialización de productos más elaborados.
Como se mencionó, la transformación de materias primas a productos con valor agregado requiere de trabajadores capacitados y especializados. Al contar con una industria que genere una demanda de trabajadores capacitados, las carreras técnicas serán cada vez más demandadas; ya que se ofrecerán mejores remuneraciones y no será necesario salir del país para poder ejercer.
Una crítica injusta: ¿son las zonas francas un sacrificio fiscal?
A pesar de todos estos beneficios que ya otorga el Decreto 6-21, muchas personas e instituciones están en contra de la reforma y de las zonas francas en general. Esto se debe a que consideran que el sacrificio fiscal es enorme, y muchas empresas querrán cambiar de régimen para gozar de esos beneficios.
Sin embargo, en la reforma está claro que las empresas ya constituidas en el país que tributen o gocen de los beneficios de otras leyes no podrán cambiarse al régimen de zonas francas. Se exceptúan a las empresas con capital nuevo —las cuales generan empleos nuevos y se dedican a una actividad diferente a la principal— que quieren crear una nueva empresa en una zona franca. En otras palabras, si yo tengo una compañía de calzado de cuero que esté tributando dentro del territorio aduanero, no puedo migrar a una zona franca, a menos que cree una nueva empresa que se dedique a la producción de, por ejemplo, medicamentos y que genere nuevos empleos, representando una nueva inversión.
En cuanto al sacrificio fiscal, el registro que se lleva a cabo en las zonas francas resalta que el retorno de Guatemala es de 3 a 1. Eso significa que, por cada quetzal que se sacrifica, se reciben tres, demostrando que rinde sus frutos tener zonas francas.
Conclusiones
En definitiva, las zonas francas son un gran incentivo para la inversión extranjera en Guatemala. La adición de nuevas actividades especializadas que puedan realizarse en estas áreas, la capacidad de retener y atraer talento que trabaje en esas actividades especializadas, sumado a la generación de más de 30 mil empleos nuevos y 300 millones de dólares anuales en inversión son claras muestras de que esta reforma ayudará a la reactivación económica del país.
Todavía nos falta camino por recorrer, pero el aumento de la competitividad del país —sumado a la ubicación geográfica y el clima— augura un mejor futuro económico para Guatemala y una agilización en el proceso de reactivación económica.
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