Mario A. Duarte / / 26 de octubre del 2022

«Primero, no hagas daño»: la actual política exterior de EE. UU. hace más daño que bien a Centroamérica

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«No hagas daño» es una máxima atribuida al antiguo médico griego Hipócrates —c. 460-370 a. C.— y que muchos creen erróneamente que es parte del Juramento Hipocrático. Si bien esta famosa frase se aplica principalmente dentro de las ciencias médicas, este principio también debería aplicarse a la diplomacia y la política exterior, al menos cuando se trata de relaciones entre aliados y naciones amigas.

Desafortunadamente, parece que la actual administración de EE. UU., ya sea por mediocridad miope o por algún oscuro motivo oculto, está empeñada en causar serios problemas en todo el mundo, desde Europa del Este, Medio Oriente y ahora las Américas, y, de paso, corre el riesgo de diezmar el respeto y la influencia de ese gran país en el exterior. ¿O será quizá que la actual Administración de EE. UU. está cediendo deliberadamente su hegemonía mundial?

Desubicación por diseño o por incompetencia

La actuación diplomática —o la falta de ella— de los Estados Unidos en los casi dos últimos años ha creado un vacío de poder dentro de las esferas geopolíticas de todo el mundo, y la aparente falta de visión estratégica ha sido explotada y aprovechada por los rivales de EE. UU. para aumentar su propio poder, influencia y alcance. Cualquiera con un poco de conocimientos geopolíticos comprende los objetivos y planes a corto y largo plazo de países adversarios, como China, Rusia, Irán y Corea del Norte.

La actuación diplomática —o la falta de ella— de los Estados Unidos en los casi dos últimos años ha creado un vacío de poder dentro de las esferas geopolíticas de todo el mundo.

Sin embargo, EE. UU. no parece tener una estrategia adecuada para hacer frente a estas potencias mundiales. Por el contrario, existe en EE. UU. un esfuerzo obviamente desubicado, abusivamente intrusivo y cargado de ideología para entrometerse en los asuntos soberanos de los países pequeños de todo el mundo, especialmente en América Latina.

Mientras que China, Rusia, Irán, Corea del Norte y otros demuestran sus fuerzas en todo el mundo, amenazando deliberada y abiertamente los intereses y la seguridad nacional de EE. UU., los americanos están excesivamente ocupados tratando de imponer políticas de miseria obsoletas y fallidas —que en última instancia provocan inmigración hacia los EE.UU.— en los países vecinos de América Latina.

Mientras que China, Rusia, Irán, Corea del Norte y otros demuestran sus fuerzas en todo el mundo, amenazando deliberada y abiertamente los intereses y la seguridad nacional de EE. UU., los americanos están excesivamente ocupados tratando de imponer políticas de miseria obsoletas y fallidas.

¿Por qué la Administración estadounidense actual parece estar tan desinteresada en lidiar directamente con adversarios grandes y los tiranos en el Medio Oriente, pero tan entusiasta en tratar de intimidar a los países pequeños y subdesarrollados que necesitan un aliado y un socio?

Allanando el camino al infierno con «buenas intenciones humanitarias» e ideología

El 21 de septiembre de 2022, el Departamento de Estado de los EE. UU. anunció su intención de proveer cerca de US$200 millones «en asistencia humanitaria adicional a través de organizaciones internacionales y socios no gubernamentales en México y América Central» para «apoyar las necesidades humanitarias y de protección de refugiados, solicitantes de asilo, desplazados internos, apátridas y migrantes vulnerables en México y Centroamérica».

El 21 de septiembre de 2002, el Departamento de Estado de los EE. UU. anunció su intención de proveer cerca de US$200 millones «en asistencia humanitaria adicional …»

Sin embargo, ninguno de los cuatro países mencionados tiene un problema de refugiados, solicitantes de asilo o inmigrantes ilegales a nivel local. De hecho, según los informes de estos países, el cien por ciento de los extranjeros ilegales/indocumentados que se dirigen a los EE. UU. y pasan por Honduras, El Salvador y Guatemala no permanecen en estos países centroamericanos por más de un par de días. Mientras que, en México, solo permanecerán el tiempo necesario para poder cruzar la frontera sur de Estados Unidos.

Este plan para financiar a las ONG y las organizaciones internacionales para supuestamente apoyar y proteger a los refugiados en América Central y México parece tener una agenda oculta: obligar a estas naciones soberanas a detener y retener inmigrantes ilegales de todo el mundo al transitar por sus territorios. Esta sería una estrategia muy peligrosa por parte de EE. UU. que solo resultará en que estos países se conviertan en campos de refugiados o campos de concentración incontenibles, y hará que estas y otras naciones del hemisferio occidental se distancien aún más de la actual Administración de los Estados Unidos. Financiar a las ONG que crearán problemas de seguridad y estabilidad para las naciones aliadas podría considerarse una subversión pasivo-agresiva. De esto no hay vuelta atrás, especialmente cuando se ha demostrado lo suficiente que las ONG de izquierda financiadas por los EE. UU. que operan en América Central estuvieron directamente involucradas en el financiamiento, la coordinación y la facilitación de las caravanas masivas de migrantes que comenzaron en 2017 y que se extendieron por toda la región hasta la frontera sur de EE.UU.

Este plan para financiar a las ONG y las organizaciones internacionales para supuestamente apoyar y proteger a los refugiados en América Central y México parece tener una agenda oculta: obligar a estas naciones soberanas a detener y retener inmigrantes ilegales de todo el mundo al transitar por sus territorios.

Considerando que las ONG han participado directamente en actos de insurrección, desestabilización, violencia, sabotaje y destrucción en la región —incluso en 2019, 2020 y 2021 en Chile, Perú y Colombia—, la actual Administración estadounidense no puede decidir unilateralmente financiar a las ONG sin discusiones adecuadas y abiertas con las naciones anfitrionas, especialmente cuando estas repúblicas soberanas no tienen problemas internos de refugiados o inmigración ilegal.

Migrantes y drogas: problemas inducidos por Estados Unidos

No hago esta comparación de forma peyorativa hacia los migrantes que buscan una mejor oportunidad en la vida y tratan de tener una oportunidad de alcanzar el «sueño americano», sino para ejemplificar que tanto el fenómeno de la inmigración ilegal actual como el problema del tráfico transnacional de narcóticos son causados ​​por Estados Unidos. En primer lugar, la actual Administración de EE. UU. tiene lo que equivale a una «política de puertas abiertas» para los inmigrantes ilegales y, en segundo lugar, EE. UU. es el mayor receptor y consumidor de cocaína del mundo —más del 85 % de la cocaína producida en el hemisferio occidental se consume en los Estados Unidos—.

En primer lugar, la actual Administración de EE. UU. tiene lo que equivale a una «política de puertas abiertas» para los inmigrantes ilegales y, en segundo lugar, EE. UU. es el mayor receptor y consumidor de cocaína del mundo.

Para empeorar las cosas, la actual Administración de EE. UU. no está abordando ni el lado de la demanda interna —demanda— ni el lado de la oferta externa —producción— tanto del flujo migratorio como del flujo de narcóticos en el hemisferio occidental —pero parece estar habilitándolos—, y está obligando y esperando que los países de tránsito —ruta— contengan el flujo de ambos, a expensas de su propia seguridad y presupuestos.

Por ejemplo, el nuevo Gobierno izquierdista de Colombia, compuesto en su mayoría por exnarcoguerrilleros, está a punto de legalizar el cultivo, la producción y el comercio de plantas de coca y, por lo tanto, de cocaína. Además, internamente se han movido para asegurar la impunidad de los miembros de los cárteles narcoguerrilleros y están trabajando para evitar que los miembros de estos cárteles sean extraditados a los Estados Unidos. Del mismo modo, los informes de inteligencia de las agencias estadounidenses expusieron los planes de Venezuela para sacar de las cárceles a criminales violentos y enviarlos a los EE. UU. Sorprendentemente, la Administración actual aún no ha expresado una sola queja contra estos evidentes desprecios hacia la Administración de los EE. UU. Sin embargo, el Gobierno estadounidense exige, a través de amenazas veladas y no tan veladas y mecanismos de presión diplomática, que los países centroamericanos hagan de las operaciones antinarcóticas y de interdicción de migrantes una prioridad operativa.

Sin embargo, el Gobierno estadounidense exige, a través de amenazas veladas y no tan veladas y mecanismos de presión diplomática, que los países centroamericanos hagan de las operaciones antinarcóticas y de interdicción de migrantes una prioridad operativa.

Haz el bien o no hagas daño

Corresponde al Departamento de Estado de los EE. UU., a la USAID, al Congreso de los EE. UU. y a toda la comunidad de Seguridad Nacional de los EE. UU. el analizar conscientemente cómo se usarán e implementarán estas estrategias humanitarias pazguatas, porque, tal como están las cosas, enviar US $ 200 millones a ONG opacas e irresponsables y organismos internacionales provocará catastróficos problemas de seguridad nacional a México y Centroamérica, y, por ende, a los EE. UU. Además, cualquier plan de este tipo para abordar un problema que no existe o que no afecta directamente a cualquiera de las cuatro naciones anfitrionas debe ser discutido abierta y transparentemente con sus Gobiernos.

Finalmente, cualquier plan de financiamiento a las ONG y organismos internacionales que operen de manera autónoma en la región debe contar con mecanismos de transparencia y rendición de cuentas para garantizar que no ayuden, instiguen u orquesten directamente la perpetración de crímenes contra naciones soberanas, que por ahora siguen siendo aliadas. A la fecha, la USAID y el Departamento de Estado tienen un historial muy pobre para dar cuenta de los miles de millones de dólares que han utilizado para «apoyar los esfuerzos antinarcóticos, la aplicación de la ley y el Estado de derecho», nada garantiza que estos $200 millones no sean mal utilizados o incluso usados para algún fin oscuro.

AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.

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Mario A. Duarte

Fundador y CEO de DH Global Strategy, firma de cabildeo y diplomacia privada global. Sirvió en el Ejército de EE. UU. y fue asesor en temas de seguridad nacional.

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