Tu voto no es decisivo. Entonces, ¿por qué votar?
En época de campaña electoral, instituciones como el Tribunal Supremo Electoral y los partidos políticos invitan a los ciudadanos, especialmente jóvenes, a involucrarse en el proceso a través del voto. Usualmente se utilizan expresiones como “esta es la elección más importante de nuestra historia”. Sin embargo, las teorías de public choice plantean algunas ideas interesantes sobre el comportamiento de los votantes.
En primer lugar, señalan que el voto de un individuo no determina la elección (Holcombe, 2016, p. 51). En efecto, cuando los tomadores de decisión son pocos, el voto de una persona es mucho más importante, pero cuando son muchas personas involucradas, un individuo tiene un mínimo impacto en el resultado final. En el caso de las elecciones, son millones de personas las que ejercen su voto, por lo que si un individuo no participa, el resultado no será diferente. En segundo lugar, las teorías del public choice demuestran que votar tiene un costo (Holcombe, 2016,p. 53). Este no siempre es monetario, también puede cuantificarse en términos del tiempo o el esfuerzo requerido para emitir el voto. Dado que la mayoría de votantes no recibe un beneficio directo, entonces se argumenta que ejercer el sufragio podría ser un acto irracional. En tercer lugar, los votantes no tienen incentivos para informarse. El costo de adquirir información es alto, pues requiere tiempo y esfuerzo que podría ser utilizado en otras actividades. Además, al informarse, el votante no necesariamente garantiza que el candidato o partido de su elección resulte victorioso en las elecciones. Por lo tanto, la mayoría de votantes opta por tomar su decisión a partir de la escasa información que ha recibido y, por ende, podría llegar a emitir su sufragio a favor de candidatos que vayan en contra de sus propias preferencias.
Si los anteriores puntos son ciertos, entonces ¿por qué votan las personas? Los teóricos del public choice han provisto de algunas respuestas a esta pregunta. Una de ellas está relacionada con el concepto del voto expresivo (Holcombe, 2016, p. 53). Este implica que, a pesar de saber que su voto no es decisivo, las personas votan para expresar su posición con respecto a temas de su interés. Por ejemplo, en el 2015 muchos votantes ejercieron su voto para rechazar a los políticos tradicionales, lo cual podría explicar por qué la participación en las elecciones aumentó hasta alcanzar el 70%. Asimismo, también se habla del voto instrumental (Holcombe, 2016, p. 50). En este caso, el votante sinceramente considera que al emitir su sufragio podrá obtener los beneficios prometidos por el partido o candidato. Sin embargo, en el ámbito político, los actores no siempre cumplen con sus promesas de campaña. Finalmente, se ha argumentado que los votantes incurren en el costo de votar porque reciben recompensas de tipo psicológico y social. Por ejemplo, algunos votantes se sienten satisfechos de apoyar a candidatos que prometen ayudar a los pobres —y así no incurrir en el costo personal de la caridad—, o socialmente más aceptados por haber participado en la votación.
En resumen, la teoría de public choice muestra que, efectivamente, tu voto en estas elecciones no será decisivo; sin embargo, esto no significa que la participación no tenga un valor. Cada individuo le da un sentido diferente a su voto y, en una democracia liberal, todos deberíamos tener la posibilidad de elegir por nosotros mismos.
Referencias
- Holcombe, R. (2016). Advanced Introduction to Public Choice. Massachusetts: Edward Elgar Publishing.
AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.