Annelisse Escobar / / 2 de agosto del 2019

Institucionalizar la toma de decisiones

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¿Qué son las instituciones y para qué sirven? Según North, son limitaciones ideadas por el hombre para dar forma a la interacción política, económica y social. Estas se dividen en instituciones en formales e informales. Por un lado, las primeras hacen referencia a los partidos políticos, el congreso y la constitución; aquellas que nos ayudan a crear orden y reducir incertidumbre. Por otro lado, las informales son las sanciones, costumbres, tradiciones y códigos de conducta (North, 1991). Con esta consideración, ¿a qué nos referimos con instituciones fuertes? ¿A las más grandes? ¿A aquellas con menos percepción de corrupción? ¿A las más antiguas? A continuación se expondrá un análisis sobre la relación entre el fortalecimiento institucional y la toma de decisiones. 

A menudo, los partidos políticos son señalados como actores poco institucionalizados debido a sus bajos niveles de democracia interna, corta vida, bancadas pequeñas, alto número de tránsfugas, y falta de ideología, entre otras cosas. En un contexto como el de Guatemala, la expresión ideológica que muchas veces se exige es aún muy lejana al ciudadano promedio, disminuyendo las posibilidades de fomentar su participación. Entonces, ¿cómo se acorta dicha brecha entre ciudadanos e instituciones? Es relevante para ello  institucionalizar el acto político. Esto se produce cuando el sistema resuelve y permite que las estructuras abran espacio para atender demandas. Con ese canal formal establecido, el resultado es una administración pública que resuelve de manera eficiente. Aunque frágil, la institucionalidad en el país atiende y resuelve demandas en un ámbito donde la ciudadanía suele estar distanciada de los procesos políticos. 

Aunque frágil, la institucionalidad en el país atiende y resuelve demandas en un ámbito donde la ciudadanía suele estar distanciada de los procesos políticos. 

Los partidos políticos son fundamentales para alcanzar una democracia de alta intensidad y así poder institucionalizar decisiones desde espacios plurales. Una institución debilitada no nos permite establecer relaciones formales que enmarquen orden y estabilidad. Por lo tanto, su legitimidad se ve comprometida. Datos del LAPOP muestran a los partidos políticos como la institución de democracia representativa de menor confianza con un 14% y al Congreso con un 28.7% (Barómetro de las Américas, 2019). Los partidos deben ser un mecanismo de toma de decisiones, no solo un vehículo de entrada. Si estos mecanismos no están garantizados, no puede haber un buen desempeño de gobernanza. 

Así suceden fenómenos como la institucionalización de demandas de clamores populares no organizados que no se filtran por un proceso articulado de diálogo y terminan en reformas mal empleadas. O bien, la monopolización de poderes, donde alguien más tiene el control de la agenda y se privatiza la participación. Como consecuencia, aumenta el número de favores que se busca del Gobierno. Por ende, este último se encuentra en la difícil posición de tener que atender los deseos privados, en lugar de proporcionar bienes públicos. El costo de oportunidad de dedicar más tiempo y recursos a favorecer a los solicitantes es que se reduce la provisión de defensa nacional, leyes nacionales y otros bienes públicos genuinos (Simmons, 2011). 

Como consecuencia, aumenta el número de favores que se busca del Gobierno. Por ende, este último se encuentra en la difícil posición de tener que atender los deseos privados, en lugar de proporcionar bienes públicos.

Con pocos mecanismos formales, hay que considerar que no hay agencia gubernamental que complemente y acompañe el ejercicio de fiscalización ciudadana. Se convierte en un juego corporativo fuera de nuestras manos; ser ciudadano es altamente costoso. El votante se expresa solamente cada cuatro años con el voto de castigo. En gran medida, la renovación del Congreso con 106 diputados nuevos es parcialmente esta reacción. En comparación con el 2015, año en el cual 77 diputados fueron reelectos, en esta ocasión solamente 54 diputados regresarán de manera consecutiva bajo el mismo partido, un 30% menos. 

Los lazos de confianza y de obligación mutua conducen a una participación política que trasciende el interés propio. El ejemplo de EE. UU. con reformas estructurales es la evidencia de ese incremento en compromiso para abrir procedimientos y procesos políticos y cívicos. Entre ellos, cabe mencionar la reducción de impedimentos institucionales para iniciativas y procesos a través de encuestas de opinión pública, del aumento en el número de cuerpos políticos locales, de audiencias públicas, etc. (Simmons, 2011). De esto se trata la relación entre toma de decisiones y fortalecimiento institucional; esta es la manera en la que se cierra la brecha a través de mecanismo formales. 

Referencias

  • Barómetro de las Américas. (2019). Estudio de la cultura política de la democracia en Guatemala. LAPOP.
  • North, D. (1991). Institutions. Journal of Economic Perspectives, 5(1), 97-112.
  • Simmons, R. (2011). Beyond Politics. California: The Independent Institute.


AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.

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Annelisse Escobar

Egresada del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales con especialización en comercio exterior. Le interesa la economía política y el desarrollo económico.

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