El fútbol, más que un juego de aficionados
En las últimas semanas, como consecuencia de la crisis del COVID-19, Netflix ha estrenado un sinfín de nuevo contenido. Entre las opciones destaca la serie The English Game, la cual muestra cómo en la Inglaterra del siglo XIX el fútbol era considerado más un hobby de “caballeros” que un deporte. El juego estaba dominado por equipos de la élite aristocrática victoriana a través de un ente regulador: la Asociación de Fútbol (FA por sus siglas en inglés). Asimismo, era ilegal pagar por jugar al fútbol; sin embargo, conforme el juego fue evolucionando, sectores de las clases bajas de la sociedad comenzaron a involucrarse y a demandar un pago por sus habilidades en el juego. Fue así como se empezó a profesionalizar el deporte, pero ¿qué papel desempeñaron la FA y las clases obreras en dicho proceso de profesionalización?
En la época victoriana, los partidos de fútbol hicieron posible un nuevo sentido de pertenencia; ofrecían un escape de la vida común y de las condiciones de trabajo a menudo extenuantes. Consecuentemente, el fútbol se convirtió en una institución cívica con alto nivel de poder, ya que de ser un hobby pasó a tener un rol importante en la vida de las personas. Así pues, como resultado de una alta atracción, el fútbol empezó a lidiar con poder y dinero. Esto último tuvo como resultado un choque de intereses entre el ente regulador del fútbol y los jugadores de clase obrera.
Para la mayoría de los integrantes de la FA, profesionalizar el juego significaba admitir dentro de la estructura de poder de dicha institución a actores ajenos al proceso de creación “original” del fútbol, algunos de los cuales tenían intereses contrarios a los suyos. Consecuentemente, representaba una amenaza directa al control y poder que tenían sobre el juego. Esto se refleja en la utilización de las reglas de forma “conveniente” por parte de los miembros de los Old Etonians en los cuartos de final entre Darwen y dicho equipo, donde claramente los Old Etonians eran juez y parte al mismo tiempo.
Por otro lado, para los equipos de fútbol de clase obrera la profesionalización del fútbol significaba tener voz y voto en el proceso de toma de decisión respecto al juego. Como resultado, los grupos antes excluidos obtendrían reconocimiento por parte de la élite cambiando el statu quo. Para 1880, equipos como Blackburn y Darwen (de clase obrera) formaban la mayoría de clubes de fútbol en Inglaterra, convirtiéndose en un grupo con fuerte presión sobre la FA para atender sus demandas.
Como resultado, dicha institución decidió aceptar y legalizar el pago a jugadores, lo que tuvo como resultado la profesionalización del fútbol. Los miembros de la FA tienen el incentivo de imponer límites a sus prejuicios sociales y aceptar a nuevos actores en el proceso de toma de decisión. Esto se debe a que solamente de esa forma los equipos de clase obrera seguirían bajo la jurisdicción de la Asociación de Fútbol, permitiéndole a esta última mantener parte de su cuota de poder y control sobre el juego.
Así pues, la universalidad del fútbol pudo lograrse gracias a la forma en que la profesionalización fue manejada tanto por la FA como por los equipos emergentes de clase obrera. Las clases medias y trabajadoras se incorporaron al orden gobernante logrando cambios significativos, pero siembre bajo los términos de la vieja élite aristocrática. Por lo tanto, dichos cambios se dieron de forma progresiva y lenta, conteniendo la política revolucionaria y radical.
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