Crisis paralelas pero en direcciones opuestas en los Andes: elecciones Ecuador y Perú 2021
Tras los comicios del 11 de abril en Ecuador y Perú, los resultados apuntan a un posible cambio de dirección de la política en cada uno de estos países. Esto se da en el contexto de fuertes crisis de legitimidad de los sistemas, aunque por razones distintas.
Sin embargo, la transformación política va en direcciones opuestas: un caso parece ir hacia la derecha empresarial, mientras el otro parece estarse decantando por la extrema izquierda. ¿Qué incentiva a los votantes a escoger un candidato radical que “se oponga” al sistema político imperante?
El caso de Ecuador: la sorpresa de Lasso
En el caso de Ecuador, el 11 de abril se celebró la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, pues nadie cumplió con los requisitos legales para ganar en primera vuelta. Los candidatos que se enfrentaron fueron Arauz, el sucesor ideológico del conocido expresidente Rafael Correa, y Lasso, el eterno candidato de oposición contra Correa y su partido.
Según los resultados oficiales y contra todo pronóstico, Lasso ganó las elecciones con un 52 % de los votos. Este candidato, a quien se considera de una derecha liberal en pro del libre mercado, supone un brusco cambio respecto a los Gobiernos anteriores, o sea, los de Correa y Lenín Moreno.
Estos presidentes son del partido Alianza País. Este es identificado como un partido de izquierda propio del socialismo del siglo XXI inspirado en Hugo Chávez de Venezuela. Dicho partido se mantuvo en el poder de 2006 a 2021. En este tiempo, se cambió la Constitución y se acusó constantemente al presidente Correa de un autoritarismo similar al de Chávez en Venezuela.
Pese a esto, se permitió la sucesión en el poder en la figura de su vicepresidente, Lenín Moreno, en las elecciones de 2017. Aunque llegó al poder con el mismo partido, el sucesor de Correa se deslindó de él al desregularizar la economía y querer prevenir el regreso político de su antecesor. Así, ambas figuras se volvieron enemigas y polarizaron al país.
Esto hizo que el partido Alianza País, el que dominó la política bajo el nuevo régimen de 2006, se dividiera y perdiera el poder. En este contexto es donde Lasso gana las elecciones, pese al fuerte apoyo a la imagen de Correa.
El caso de Perú: ¿un resultado atípico?
En el caso de Perú, se celebraron las elecciones generales el 11 de abril. Antes de los comicios, no había un claro ganador, pues cinco candidatos estaban en torno al 12 % de la intención del voto. Los resultados dieron una sorpresa, pues el desconocido candidato de extrema izquierda Pedro Castillo quedó en primer lugar con 19 % de los votos. En segundo lugar y, por ende, con derecho a participar en segunda vuelta quedó Keiko Fujimori, con el esperado 13 % de los votos.
Las encuestas sobre la segunda vuelta dan el liderazgo a Castillo con un 41 %, 20 puntos porcentuales arriba de Fujimori. Es preciso resaltar que los restantes son de indecisos o personas que van a votar nulo. Una de las propuestas clave de Castillo es una reforma constitucional similar a las de Venezuela y Ecuador bajo sus Gobiernos del socialismo del siglo XXI.
Estos resultados atípicos para la política peruana se dan en un contexto de grandes perturbaciones políticas. En el último periodo presidencial, que dura cinco años, ha habido 4 presidentes. El presidente electo originalmente renunció por acusaciones de corrupción. En este caso, la corrupción es el factor definitivo de la crisis, pues todo presidente peruano desde el regreso a la democracia ha sido acusado formalmente de corrupción.
¿Qué explica que la gente vote por candidatos radicales?
Dado estos dos casos, ¿qué explica que la gente vote por candidatos radicales? Nótese que aquí radical no tiene una connotación negativa o positiva; radical significa que difiere mucho de los Gobiernos anteriores o del régimen contemporáneo.
Así, el candidato radical se impuso en Ecuador, aunque él pueda ser más moderado que los Gobiernos anteriores; pues él rompió el monopolio del partido de extrema izquierda Alianza País en el poder. En Perú, el radical es de extrema izquierda, pues esta ideología llegó por primera vez a la segunda vuelta en este país en estos comicios.
La pregunta es por qué. En este artículo, se argumenta que el voto por radicales se da cuando los incentivos son suficientes para contrariar al régimen actual. En esencia, si el régimen entra en crisis, no hay incentivos para mantenerlo, sino para cambiarlo. En esa línea, los casos citados en este artículo presentan fuertes crisis antes de las elecciones que dieron resultados atípicos.
En el caso ecuatoriano, se puede ver que el partido de gobierno que cambió la Constitución, Alianza País, se fragmentó debido al antagonismo de dos líderes importantes: Rafael Correa y Lenín Moreno. Esta ruptura, la cual se dio debido a las políticas liberalizadoras de la economía de Moreno frente al socialismo intervencionista de Correa, supuso que el partido no compitiera efectivamente en 2021. Asimismo, la crisis destruyó el prestigio del presidente Moreno, lo cual debilitó la imagen del régimen. Correa impulsó a su propio candidato, Arauz, con un nuevo partido. Sin embargo, la imagen del caudillo no fue suficiente para que Arauz lograra vencer al eterno opositor Lasso, quien terminó ganando las elecciones.
En el caso de Perú, se generó el completo desprestigio de todos los partidos de gobierno desde el 2000, así como de líderes políticos por los casos de corrupción. Esta misma corrupción causó inestabilidad institucional, pues, en el periodo presidencial de cinco años antes de los comicios, cayeron tres presidentes diferentes por acusaciones de esta índole. Así, el candidato de la extrema izquierda logró pasar a la segunda vuelta contra una candidata derechista que sufre de un antivoto extremadamente alto.
Cambios fuertes
Por consiguiente, el voto por radicales en ambos casos es racional para el votante. Si el sistema actual no funciona y no cumple sus responsabilidades, ¿por qué mantenerlo?
Así, surgen incentivos para buscar cambios fuertes. David Easton asegura que todo sistema político que deja de funcionar tiende a ser cambiado desde afuera, en este caso por los votantes.
De esta forma vemos que las crisis de estos países andinos son paralelas, pero en direcciones contrarias: Ecuador gira a la derecha, mientras Perú se va a la izquierda. Ahora bien, si estas elecciones generan un cambio de régimen, está aún por definirse.
AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.