¿Una intervención militar coasiana? Protestas masivas en Kazajistán en 2022

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Kazajistán estrenó el nuevo año en medio de protestas masivas en contra del Gobierno autoritario que lo dirige desde 1991. Un objetivo común de la violencia era la población rusa en el norte del país. Una cuestión muy extraña de las revueltas fue cómo terminaron. En vez de que su propio Gobierno manejara la situación, ya sea a través de su caída completa o un acuerdo negociado, el estallido social terminó con la intervención militar de una organización supranacional: la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva —OTCS—. ¿Por qué un organismo internacional desplegó sus tropas contra manifestaciones civiles?

Los grandes desconocidos del mundo cultural ruso

Al hablar del Imperio ruso o su sucesora Unión Soviética, generalmente se piensa que se trata de un pueblo que vivía en un país donde se hablaba un idioma. Sin embargo, la diversidad étnica y lingüística dominaba el vasto territorio. El centro de Asia conquistado por Rusia estaba poblado por grupos túrquicos musulmanes. En la época del Imperio ruso, estos grupos fueron sometidos y se intentó asimilarlos. Con la llegada del comunismo soviético, se les dio una autonomía nominal a los grupos creando repúblicas comunistas constituyentes de la Unión Soviética.

Entre las cinco repúblicas túrquicas independizadas, Kazajistán era la más grande.

Aunque a simple vista las repúblicas étnicas parecieran ser homogéneas en cuanto a su composición demográfica, estas son igual de fragmentadas que la Unión Soviética. Existían regiones dentro de estas repúblicas túrquicas donde los rusos eran mayoría. Se pensaba que esto garantizaría la lealtad a Rusia, pues se temía el nacionalismo entre los túrquicos. Además, se mezclaron etnias diferentes. Ambas políticas tenían como propósito hacer ingobernables estas repúblicas si decidieran independizarse de la Unión Soviética.

El final de la Unión Soviética

Este escenario previsto por los soviéticos en la década de 1920 surgió pacíficamente en los 1990. Tras el colapso del Estado soviético en 1991, las repúblicas constituyentes étnicas diseñadas por los comunistas se volvieron Estados independientes. La descomposición de la gran potencia no fue a través de una guerra, sino a través de un tratado internacional entre Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Entre los nuevos países, estaba Kazajistán.

Entre las cinco repúblicas túrquicas independizadas, Kazajistán era la más grande. Además, tenía el liderazgo más moderado del grupo, aunque cabe mencionar que no era democrático. Nursultán Nazarbáyev dirigió el país en el final de su periodo soviético para volverse su presidente con la independencia en 1991. A través de cambios constitucionales y el desarrollo de un culto de personalidad, Nazarbáyev se quedó formalmente en el poder hasta 2019. Aunque renunció en el contexto de protestas masivas, asumió la dirección del Consejo de Seguridad Nacional y del partido hegemónico. Así, manejó el país informalmente a través de su sucesor escogido: Tokáev.

La reconstrucción supranacional de un Estado desaparecido

El final de la Unión Soviética nunca supuso la desaparición del poder de Rusia. Aunque perdió mucho territorio, reemplazó el Estado soviético con una serie de organismos regionales que garantizaran su hegemonía sobre los nuevos países. Los objetivos eran dos: garantizar el liderazgo económico y el militar. El primer organismo fue la Comunidad de Estados Independientes —CEI—, creada en los 90. Doce de las quince repúblicas soviéticas se unieron en este organismo; la idea era permitir que Rusia coordinara todos los asuntos internacionales, económicos y de seguridad de la otrora potencia.

Rusia y Kazajistán tenían un interés de cooperar de manera más cercana. Para esto, se fundaron dos organismos paralelos que agrupaban a los regímenes más afines a Moscú: la Unión Económica Euroasiática —UEE— y la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva —OTSC—.

Pese a este amplio organismo, Rusia y Kazajistán tenían un interés de cooperar de manera más cercana. Para esto, se fundaron dos organismos paralelos que agrupaban a los regímenes más afines a Moscú: la Unión Económica Euroasiática —UEE— y la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva —OTSC—. La década de los 2000 en adelante vería el debilitamiento de la CEI debido a repúblicas como Ucrania o Georgia que buscaban alejarse de la órbita rusa, mientras que la UEE y la OTSC se vitalizaron por ser el vehículo predilecto de Rusia para cooperar con sus regímenes afines.

El último recurso de Kazajistán

Como ya se dijo, Kazajistán fue sacudido por fuertes protestas desde el primero de enero. Lo que empezó como un malestar regional por los altos precios del combustible se volvió una revuelta nacional contra el régimen postsoviético. Por eso, el Gobierno kazajo pidió la intervención de los agentes de la paz de la OTSC, argumentando que estaba bajo el ataque de grupos terroristas y extremistas que amenazaban la estabilidad nacional.

Kazajistán fue sacudido por fuertes protestas desde el primero de enero. Lo que empezó como un malestar regional por los altos precios del combustible se volvió una revuelta nacional contra el régimen postsoviético.

La alianza militar referida indica que un ataque a un Estado miembro es un ataque a todos, obligando así a todos los países a defender a cualquier miembro en caso de guerra. Una particularidad de la OTSC es que tiene agentes de la paz, claramente inspirándose en las misiones de la paz de las Naciones Unidas. Argumentando un ataque al Estado kazajo, se pidió la intervención de los agentes referidos. Así, tropas mayoritariamente rusas oprimieron a civiles kazajos para preservar el régimen establecido por Nazarbáyev.

¿Una solución coasiana a las revueltas kazajas?

Considerando que cada Estado es soberano, es decir, que se gobierna por sí mismo, es difícil entender por qué tropas extranjeras fueron desplegadas para someter a protestantes civiles nacionales. Sin embargo, el teorema de Coase es una herramienta teórica útil para entender la lógica de lo acaecido en Kazajistán. Este teorema indica que, si la propiedad de un bien está bien definida y no hay costos de transacción —entiéndase dificultad para intercambiar algo—, entonces el mercado asignará el bien a quien más lo quiera. Aunque este planteamiento aplique a transacciones económicas privadas, puede usarse para explicar la situación kazaja presente.

Se asume que tanto Rusia como Kazajistán son evidentemente propietarios de su soberanía. Esto se certifica con los tratados internacionales que ambos países suscribieron después del colapso de la Unión Soviética, específicamente la UEE y la OTSC. Al presentarse una situación violenta que vulneraba la soberanía del Estado kazajo desde adentro a través de las protestas, Kazajistán decide entregarle temporalmente su soberanía a Rusia a través de la OTSC. Esto lo hace porque, ante la incapacidad kazaja de reprimir las protestas, Rusia valora más mantener el régimen afín en el país vecino que dejarlo caer sin intervención. Por eso, decide intervenir. En cuanto a los costos de transacción, no existen porque los tratados y organismos internacionales en vigor permiten, legalizan y legitiman la intervención extranjera en Kazajistán. Además, al ser autoritarios, no hay demanda democrática interna fuerte por la paz.

Al presentarse una situación violenta que vulneraba la soberanía del Estado kazajo desde adentro a través de las protestas, Kazajistán decide entregarle temporalmente su soberanía a Rusia a través de la OTSC.

Antes que otra Ucrania, otra Finlandia

Con el orden reestablecido en Kazajistán, el espacio ruso de seguridad se preservó. El gran número de rusos viviendo en el norte del país facilita que se compare este país a Ucrania. En la actualidad, esta última república está siendo repartida entre Rusia y la Unión Europea. Putin y su régimen pretenden debilitar una Ucrania europeísta anexando de facto las regiones de mayoría rusa. Muchos temían un futuro similar para Kazajistán si su régimen hubiera caído.

Kazajistán, sin embargo, no es un Estado satélite ruso más, pues la cooperación con Rusia garantiza seguridad para ambos.

Kazajistán, sin embargo, no es un Estado satélite ruso más, pues la cooperación con Rusia garantiza seguridad para ambos. Está claro que sin un Kazajistán voluntariamente afín, Rusia tendría un gran enemigo en su frontera más larga. Por ende, Kazajistán es un caso de finlandización: una potencia media que sigue los designios de una gran potencia vecina para evitar conflictos geopolíticos. El término se refiere a cuando Finlandia, una democracia plena, no contrariaba los intereses autoritarios soviéticos internacionales en la Guerra Fría. Pese a ser capaz de pelear, se rehusaban para mantener su independencia. Por eso el teorema de Coase puede describir la situación kazaja.

AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.

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Luis Carlos Araujo Quintero

Estudiante del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales. Ferviente creyente de la moderación y del respeto a las reglas justas y correctas. Defensor de la libertad en todas sus dimensiones. 

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