Gramsci, streakers y el bloqueo de rutas como protesta

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Los bloqueos de ruta se están volviendo cada vez más frecuentes. Estos bloqueos han sido empleados como forma de protesta en prácticamente todo el mundo (aunque los Estados han respondido de diferentes maneras). Usualmente, se vende la idea de los bloqueos como una forma de protesta legítima, de «último recurso», para una minoría no escuchada. Sin embargo, rumbo a las elecciones, Guatemala se está dirigiendo a unos daños económicos que terminan afectando a las poblaciones más vulnerables del país.

En este artículo corto, analizaré el problema de los bloqueos sin discutir las causas particulares de cada grupo de interés.

Guatemala se está dirigiendo a unos daños económicos que terminan afectando a las poblaciones más vulnerables del país.

¿Los streakers qué tienen que ver?

En muchos deportes, desde el tenis hasta el fútbol, el problema del streaking inicia en los años 70, especialmente a raíz de la guerra de Vietnam. El streaking consiste en atravesar un campo deportivo a medio partido, típicamente desnudo o con poca ropa, con muchos espectadores testigos, como una forma de protesta.

Sin embargo, cuando el problema parecía escalar en el deporte, se resolvió en gran parte. Los streakers son cada vez menos comunes en eventos deportivos alrededor del mundo. Ahora bien, ¿qué lecciones tiene el streaking para los bloqueos de ruta en Guatemala?

La solución ante el problema de streaking fue una coordinación casi perfecta:

  • Se empezó a redefinir el término. La palabra streaker era relativamente inocente y puede tener una connotación positiva; la palabra pitch invader («invasor del campo») implica un delito y tiene una connotación negativa.
  • Se instruía a los medios de comunicación para apuntar las cámaras a todo menos al streaker. Además, se instruía a los medios a no tomar fotos ni mencionar el incidente en las noticias, mucho menos «aclarando» el motivo de la protesta. El principio es que un invasor jamás es premiado con atención.
  • Se empezó a cobrar multas altas. Por ejemplo, en el caso de la final de la Champions League de 2019, la infractora fue multada por $15,000. Además, en muchos países, invadir el campo implica una expulsión de por vida del estadio.

El círculo vicioso de los bloqueos

El refrán en holandés «zachte heelmeesters maken stinkende wonden», libremente traducido como «doctores gentiles causan heridas apestosas», aplica al caso. Cuando un grupo de interés se percata que el bloqueo de rutas beneficia a su causa, sea cual sea, porque otro grupo de interés tuvo éxito, termina incentivando bloqueos una y otra vez.

Cuando un grupo de interés se percata que el bloqueo de rutas beneficia a su causa, sea cual sea, porque otro grupo de interés tuvo éxito, termina incentivando bloqueos una y otra vez.

Además, no es casualidad que estos círculos sean particularmente pronunciados antes de las elecciones. En el periodo previo a las elecciones, el Gobierno está más dispuesto a mantener la paz y conceder cualquier petición de los grupos de interés, ya que esto acaba afectando más a los futuros políticos que a la administración actual. A esto se le puede sumar que conceden favores con dinero de otros, no con su propio dinero. Esto hace que sean tiempos fértiles para presionar a políticos y burocráticos por favores.

La incompetencia de las autoridades también es flagrante. La prevención de los bloqueos de ruta debe ser claramente un punto prominente en la agenda de las autoridades. Sin embargo, no lo es. En ningún momento la policía ha accionado en contra de los manifestantes. El «doctor gentil» puede causar una herida muy apestosa en los próximos meses y años.

¿El marxista Gramsci qué tiene que ver?

En sus obras, el marxista italiano Antonio Gramsci describe formas (tácticas) en las que el «proletariado» (la clase trabajadora) puede derrocar al sistema capitalista occidental. Entre otras ideas, discute la «guerra de maniobra» y la «guerra de posiciones». Estas ideas se pueden relacionar directamente con los bloqueos; ambas, para Gramsci, son necesarias para que el marxismo «prospere» y sea exitoso.

Mientras que es muy cierto que no todos los bloqueos son inspirados por un pensamiento gramsciano para acabar con el sistema capitalista en Guatemala, acaban ayudando a estos movimientos.

Con «guerra de maniobra», Gramsci se refiere a una confrontación directa con el Estado. Con «guerra de posiciones», se refiere a una lucha cultural de más largo plazo que legitima un régimen socialista y deslegitima al régimen hegemónico. Uno sirve para conseguir el socialismo a la fuerza y el otro a través de consenso; ambos son necesarios para que «la lucha marxista» sea exitosa.

En este sentido, Gramsci veía en la universidad pública, por ejemplo, un arma en la «guerra de posiciones». Las universidades son parte de una sociedad civil que, para Gramsci, es una hegemonía elitista que «persuade» al público en general y acaba brindando legitimidad a un Estado. Para acabar con la hegemonía, es necesaria que los que terminen con la hegemonía cuenten con el consenso de la mayoría. 

El sabotaje del capitalismo, el bloqueo de rutas siendo un ejemplo claro, es parte de la «guerra de maniobra» (los movimientos antisistema en Guatemala no tienen, al fin y al cabo, un ejército). Sin embargo, fomentar que otros grupos de interés empleen la misma táctica, el bloqueo de rutas, como forma de protesta, argumentaré, puede ser parte de una «guerra de posiciones». 

Fomentar que otros grupos de interés empleen la misma táctica, el bloqueo de rutas, como forma de protesta, puede ser parte de una «guerra de posiciones». 

Mientras que es muy cierto que no todos los bloqueos son inspirados por un pensamiento gramsciano para acabar con el sistema capitalista en Guatemala (LOL), acaban ayudando a estos movimientos. El problema es que, en la medida que sean exitosos los bloqueos por el grupo de presión que fuere, los gramscianos logran que estos otros grupos den la «guerra de maniobra» marxista contra el Estado y la «hegemonía» cultural y política por parte de ellos.

No solo establecen un precedente y legitiman a los bloqueos de rutas, sino, en la medida que otros grupos de presión adoptan la misma táctica, terceros contribuyen a la «guerra de maniobra» marxista. Otros grupos de presión que usan la vía pública para «protestar» son los ayudantes silenciosos de los movimientos anticapitalistas sin que lo sepan.

Es por esto que es importante oponerse al bloqueo de rutas en principio, sea cual sea la causa de la protesta.

Los bloqueos sí son formas violentas de protestar

Contrario a lo que algunos afirman, los bloqueos de rutas sí son formas violentas de protesta, porque involucran el uso ilegítimo de espacios públicos. Algo violento no se vuelve «pacífico» porque el propietario decide abstener de remover a los usuarios ilegítimos. «Público» no significa que no haya reglas; todos sabemos que los peatones no tienen permitido caminar sobre la carretera, por razones obvias. Que uno decida caminar en medio de la carretera y que, mientras el Estado no actúe, esto sea una forma pacífica de protesta, es simplemente una falacia.

Contrario a lo que algunos afirman, los bloqueos de rutas sí son formas violentas de protesta, porque involucran el uso ilegítimo de espacios públicos.

Sería como decir que alguien que ponga su carro enfrente de la puerta de tu casa y te impida la entrada está protestando pacíficamente mientras no te pegue o tú no llames a la policía. El punto es que una vez que se inicia la labor de remover al usuario ilegítimo, quien está violando el derecho de propiedad (el derecho que pertenece en el caso de los bloqueos al Estado, con reglas clarísimas establecidas en el Reglamento sobre el derecho de vía), la protesta deja de ser pacífica si el usuario en infracción se resiste al arresto. En otras palabras, si la PNC se organizara para eliminar un bloqueo de ruta, ¿la protesta seguiría siendo «pacífica»? La respuesta es probablemente «no» y la culpa no sería de la PNC.

La alternativa legítima es simple: protestar enfrente del Palacio en la zona 1 de la ciudad capitalina. No estaría «bloqueando» a nadie. Haría que los costos de una protesta los asumieran los tomadores de decisión, es decir, los políticos, y no el país y su economía completa.

El punto, además, es que con 30 personas uno puede paralizar toda la ciudad, mientras que con 30 personas en la zona 1 nadie va a prestar atención. Entonces, por parte de los manifestantes, el bloqueo tiene un elemento racional, pero un elemento que no justifica invadir la vía pública.

El bloqueo tiene un elemento racional, pero un elemento que no justifica invadir la vía pública: con 30 personas uno puede paralizar toda la ciudad, mientras que con 30 personas en la zona 1 nadie va a prestar atención.

Una propuesta para evitar una situación similar que la de Honduras, Panamá y otros países que paralizan y sabotean a Guatemala

Podemos pensar en varias soluciones ante el problema que estamos atravesando y que se empeorará en el periodo previo a las elecciones de 2023:

  • Redefinir los términos
    Los bloqueos no son pacíficos; son violentos y atentan contra la ley. Un bloqueo en sí implica el empleo de la fuerza. Los manifestantes, cuando bloquean calles y carreteras, ya no son manifestantes, sino «invasores de vía». El mensaje debe ser claro: tener el derecho de manifestación no equivale a un «derecho» de paralizar al país.
  • Un blackout mediático de las protestas que involucran el bloqueo de rutas
    La prensa debe limitar sus reportajes a indicar el estado del tráfico, no las causas políticas de cada minoría que decide bloquear rutas. Esto, en conjunto con acciones pertinentes por parte de la PNC, es el mayor desincentivo al bloqueo de rutas. Ya no se deben reportar «protestas», sino «invasiones» de la vía pública. El principio es el mismo que con los «invasores de canchas deportivas»: una política de cero atención mediática y pública será un buen comienzo. Esta responsabilidad inicia con uno mismo: no compartas que [insertar grupo de interés] va a bloquear la calle para su manifestación de [insertar causa], sino simplemente comparte la información sobre el tráfico de una forma neutral con una llamada a las autoridades a resolverlo.

El principio es el mismo que con los «invasores de canchas deportivas»: una política de cero atención mediática y pública será un buen comienzo.

  • El uso de «romeos» por parte de la PNC
    Los «romeos» son grupos de policías encubiertos que se visten y actúan como invasores de vía. Sin embargo, en determinados momentos, proceden a aislar a los manifestantes uno por uno para arrestarlos. Esta táctica es capaz de disuadir el bloqueo de rutas y, usualmente, no lleva a una escalada de violencia (táctica de divide and conquer).
  • El empleo de una unidad especializada de la PNC
    Aquí es importante recordar que una operación exitosa de antimotines disuade a futuros manifestantes de bloquear rutas. Coordinar una unidad de la PNC que pueda accionar contra un bloqueo, a través del arresto, el desplazamiento de obstáculos físicos (vehículos u objetos) y acciones antimotines, a veces, es simplemente necesario, como se ha realizado en un sinfín de países desarrollados.

No nos convirtamos en el siguiente Honduras, donde el bloqueo de rutas ha sido un arma de extorsión y ha causado daños irreparables a la economía hondureña, ayudando a los gramscianos de este mundo.

AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.

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Olav Dirkmaat

Director del Centro para el Análisis de las Decisiones Públicas (CADEP) y profesor de economía en la UFM. CIO de Hedgehog Capital. Doctor en Economía por la Universidad Rey Juan Carlos en Madrid.

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