Nicholas Virzi / / 6 de octubre del 2020

La naturaleza humana

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En esta ocasión, se señalan posiciones de Mises con respecto al Estado y al gobierno que antecedieron a algunos importantes argumentos de la Escuela de public choice décadas después.

Mises parte de la observación de que zoológicamente el ser humano es un animal casi como cualquier otro. Dado su instinto de supervivencia ante la realidad de la escasez de los bienes necesarios para la misma, Mises considera inevitable que surjan rivalidades y conflictos entre humanos. La escasez hace que el individuo sea el rival y potencial enemigo de todos los demás, dado que compiten por los mismos bienes necesarios para vivir. Sin embargo, en el paradigma miseano, la paz social todavía es posible. Nos recuerda Mises que el ser humano se distingue de los otros animales en que la acción humana se dirige hacia metas calculadas y que estas pueden ir más allá del corto plazo, mientras que los animales actúan únicamente por instinto y en el momento. Para Mises, la acción humana es, por necesidad conceptual, racional. Es esta característica racional de la acción humana la que le abre al ser humano las posibilidades de aprovechar las oportunidades de cooperación social con vista al futuro.

El fin último de la acción humana, nos dice Mises, es la satisfacción de los deseos del hombre que actúa siempre para mejorar su situación. Lo que eleva al ser humano por encima de los demás animales es su habilidad de comprender que la cooperación pacífica con otros seres humanos bajo el principio de la división del trabajo es el mejor método para preservar la vida y mitigar la incertidumbre, los riesgos, y las amenazas. El ser humano, observa Mises, es capaz de darse cuenta de que caer en una competencia biológica despiadada por los escasos medios de subsistencia proporcionados por la naturaleza no sirve a sus intereses a largo plazo. Solo el hombre, entre todos los seres vivos que habitan el planeta, busca conscientemente sustituir la cooperación social por lo que Hobbes llamó la guerra de todos contra todos. ¿Cómo se logra asegurar a los individuos que habrá cooperación social en presencia de personas antisociales? Para Mises, la respuesta es un Estado/gobierno. Este punto se explicará en más detalle más adelante, pero, adelantando un poco el tema, en el paradigma miseano la cooperación humana pacífica, el prerrequisito de la prosperidad e incluso la civilización misma, no puede existir sin un aparato social de coerción y compulsión. A este aparato coercitivo Mises le llama Estado/Gobierno. 

El fin último de la acción humana, nos dice Mises, es la satisfacción de los deseos del hombre que actúa siempre para mejorar su situación.

Mises descarta la noción de que como los seres humanos son racionalmente egoístas, están condenados a sacrificar los mayores beneficios ocasionalmente alcanzables trabajando en conjunto con los demás. Para Mises, son precisamente los intereses privados los que conducen al hombre a la cooperación social. Desde la perspectiva miseana, la cooperación social siempre se basa en los intereses privados de los individuos. No podía ser de otra manera, Mises aclara. Cuando el individuo entra a cooperar con otros individuos no lo hace por altruismo; no renuncia a sus intereses privados. Más bien, el individuo hace un cálculo eminentemente racional y temporal sobre la mejor forma de lograr maximizar sus propios beneficios. Él abandona un beneficio inmediato para cosechar una mayor ganancia en una fecha posterior. Mises recalca que este sacrificio es siempre provisional y temporal. El ser humano, el “acting man”, elige y hace un balance entre sus intereses a corto plazo y sus intereses a largo plazo. Son estos últimos, Mises nos recuerda, los que los economistas clásicos solían llamar sus intereses «correctamente entendidos»

Desde la perspectiva miseana, la cooperación social siempre se basa en los intereses privados de los individuos.

¿Cómo se logra la cooperación social y el balance entre intereses de corto y largo plazo en el paradigma miseano? Nuevamente, estableciendo un gobierno. A pesar de que Mises es generalmente opositor a la intervención estatal excesiva, rechaza también al anarquismo. En el argumento miseano, no puede existir cooperación social ni civilización sin compulsión y coerción, o sea Estado/gobierno. Mises explica que el rol del gobierno es proteger el sistema social contra los ataques de aquellos que planean acciones perjudiciales para su mantenimiento y operación. Mises específicamente recalca que el liberalismo no tiene nada que ver con el anarquismo. Mises plantea al gobierno como el aparato social de coerción y compulsión necesario para lograr la cooperación pacífica entre los seres humanos; este instrumento debe incorporar la visión de largo plazo en sus planes y medidas. Mises es categórico en esta prescripción para el Estado/gobierno. Según Mises, los gobiernos, al planificar y actuar, deberían

“considerar no solo las consecuencias a corto plazo sino también las consecuencias a largo plazo de sus medidas. La exactitud de esta inferencia es incontestable e indiscutible. La acción apunta a la sustitución de un estado más satisfactorio por uno menos satisfactorio. Que el resultado de una acción definida se considere más o menos satisfactoria depende de una anticipación correcta de todas sus consecuencias, tanto a corto como a largo plazo.”

La sociedad libre no es la excepción con respecto a la necesidad de Estado/gobierno en la concepción miseana. Una sociedad libre, para Mises, se caracteriza por un sistema político conocido como la república constitucional y un sistema económico basado en la economía de libre mercado. Este último punto es muy importante. 

AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.

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Nicholas Virzi

Director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES). Profesor de la Universidad Francisco Marroquín. 

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