Secesión del Reino Unido: ¿Acceso de Escocia e Irlanda del Norte a la Unión Europea?
Algunos dicen que las elecciones escocesas de 2021 son el principio del fin del Reino Unido. Esto se debe a que el partido ganador es un férreo defensor de la secesión de Escocia, con vistas a conformarse como un Estado independiente. En el contexto del Brexit, este partido asegura que la independencia escocesa es la única vía para el regreso de Escocia a la Unión Europea, considerando que en este territorio se rechazó la salida del Reino Unido de la UE. Muchos hablan también de una posible secesión de Irlanda del Norte para reunificarse con Irlanda y, también, regresar a la Unión Europea de pleno derecho. Sin embargo, se habla poco de cómo recibiría la Unión Europea estas propuestas de acceso. ¿Aceptaría la UE a Escocia o Irlanda del Norte como miembros?
El derecho de secesión
Antes de hablar del acceso a la UE, se debe analizar el proceso por medio del cual estos países constituyentes del Reino Unido podrían volverse Estados independientes o parte de alguno. Para ser independientes, estas entidades subnacionales deben declarar la secesión del Reino Unido —por secesión se entiende la separación de parte de un territorio de un Estado para conformar un nuevo Estado—. Algunos argumentan que este es un derecho inherente a cualquier territorio como salvaguarda de sus derechos y el de sus habitantes. La secesión fue un tema político relevante desde la conformación de Estados Unidos como un país federal. En esencia, muchos sureños argumentaban un derecho de cada estado federal a la secesión como contrapeso al poder del Gobierno central. Un sistema federal comparte la soberanía entre el Gobierno central y los estaduales. De hecho, este fue uno de los argumentos usados para la secesión de los estados sureños en los 1860, catalizando así la guerra civil estadounidense.
Ante el surgimiento de muchos movimientos secesionistas en varios Estados relevantes de Occidente en los años 90, se planteó la posibilidad del derecho de secesión como un elemento protegido en el derecho internacional público. En esencia, se tomaba la idea del derecho a la autodeterminación de los pueblos como el precedente legal que otorgaba el derecho de secesión a entidades subestatales. Sin embargo, una revisión más cercana del derecho internacional revela que este argumento va en contra del derecho a la soberanía propio de todo Estado. Por ende, el derecho internacional no permite expresamente la secesión. No obstante, tampoco la prohíbe, pues no impide que este derecho esté consagrado en las constituciones nacionales de cualquier país.
La secesión en la Europa moderna
Antes de hablar de la posible secesión de los países constituyentes del Reino Unido, se hablará de un ejemplo contemporáneo cercano a Europa: la desintegración de Serbia y Montenegro. Ante el colapso de Yugoslavia en los años 90, surge un país nuevo como Estado federal que une a Serbia y Montenegro. En la Constitución de dicho Estado, sin embargo, se consagró el derecho de cualquiera de las dos partes de convocar un referéndum para salirse de la federación. En 2006, Montenegro se volvió un Estado independiente usando este mecanismo. Esto no supuso un problema; de hecho, estos Estados empezaron juntos su acceso a la Unión Europea. Con la secesión, Serbia mantuvo su proceso tal cual, mientras que Montenegro empezó el propio. Al día de hoy, las relaciones son cordiales y ambas naciones son candidatas oficiales para entrar a la UE.
No obstante, en esta misma región, existe un antecedente de secesión ilegal: Kosovo. Esta región autónoma culturalmente albanesa declaró de manera unilateral la independencia de Serbia en 2008. Si bien la Unión Europea reconoció esto, no todos sus miembros lo hicieron. Ahora bien, Kosovo desea ser miembro de la UE; esto podría ser como Estado independiente o como parte de Albania. De cualquier manera y pese a estar bajo los programas de integración europea, no es posible darle el estatus de candidato oficial a Kosovo ni pensar en su integración. Hay miembros, como España, que vetarían su ingreso debido a su férrea política exterior de no aceptar la secesión ilegal de Estados —probablemente para aplacar sus propios movimientos secesionistas—.
El derecho a la secesión en Reino Unido
La fórmula para determinar la secesión de los países constituyentes del Reino Unido en la actualidad es el uso de referéndums. En esencia, un voto a favor de la secesión con mayoría simple llevaría a la independencia, pero, claro está, después de un proceso de negociaciones no especificadas. En teoría, se tiene el derecho a la secesión; sin embargo, no queda claro cómo ejercerlo, ya que Reino Unido no tiene una constitución escrita que lo garantice. Dicho país tampoco es federal; cada país constituyente tiene autonomía diferente respecto a Londres.
Tanto Escocia como Irlanda del Norte accedieron de maneras diferentes a Reino Unido. Por un lado, Escocia se unió a Inglaterra para conformar el Reino Unido cuando un rey heredó ambos tronos en el siglo XVII. Por el otro, Irlanda del Norte fue unida a dicho reino a través del tratado de paz que terminó la guerra de secesión irlandesa; en esencia, Reino Unido decidió quedarse con la parte protestante de Irlanda tras la guerra. En ningún caso los procesos de anexión fueron democráticos. Sin embargo, el camino a la secesión empieza con un referéndum.
¿Qué haría la Unión Europea?
Con este contexto, si cualquiera de los dos países se independizara del Reino Unido para unirse a la Unión Europea, ¿cómo se recibirían estas solicitudes? Todo depende de la legalidad de la secesión. Si ambos países tienen referéndums legales que les den el mandato para la independencia y negocian legalmente con Reino Unido, la secesión sería legal y poco problemática para el acceso. Se tienen los procesos independientes de Serbia y Montenegro tras la secesión del segundo como antecedentes históricos.
Si el referéndum de independencia fuera ilegal como algunos están proponiendo o se declarara la independencia unilateralmente, el prospecto de acceso a la UE sería complicado. Aunque la Unión quisiera integrar a estos nuevos miembros, no podría seguir el proceso de ley. Además, Estados miembros, como España, podrían vetar el acceso de estos en aras de su política exterior soberanista. Se tiene a Kosovo y sus impedimentos diplomáticos como antecedente histórico. En esencia, la Unión Europea solo aceptaría a Escocia o Irlanda del Norte si siguen un proceso legal como el de Montenegro.
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