María Fernanda Ibarra / / 15 de octubre del 2019

¿Es Tesla realmente un aporte a la sociedad?

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Como seres humanos, ponemos nuestros intereses por encima de cualquier cosa. El problema aparece cuando afectamos a terceros, y el crony capitalism es una evidencia de esto. El crony capitalism es un fenómeno propio de las sociedades de libre mercado y se da en situaciones en las que un actor empresarial busca privilegios que un actor del Estado concede. Ambos trabajan de la mano, ya que la empresa busca, por ejemplo, un subsidio o una regulación que no está abiertamente disponible para todos los participantes y trata de conseguirlo haciendo lobby, utilizando su relación de amistad con un actor político u ofreciéndole algo que desee. El efecto del crony capitalism es que los mercados libres se ven reemplazados por mercados políticos. 

El crony capitalism es más común de lo que creemos. Para poder visualizarlo de mejor manera, utilizaré el ejemplo de Tesla, una compañía que diseña, fabrica y vende vehículos eléctricos y cuyo presidente y CEO es Elon Musk. La compañía es bien conocida por sus avances tecnológicos; sin embargo, ¿qué rol juega realmente Tesla dentro del ámbito político y qué efectos tiene? Aunque la imagen de la empresa gira en torno a sus supuestas grandes contribuciones a la sociedad, la realidad es mucho más compleja.

Aunque la imagen de la empresa gira en torno a sus supuestas grandes contribuciones a la sociedad, la realidad es mucho más compleja.

Para comenzar, el Departamento de Energía norteamericano otorgó, solo en el 2010, un préstamo de $465 millones a Tesla (Stringham, 2016). La justificación de este subsidio es el deseo del Gobierno estadounidense de fomentar la producción y el uso de carros que consumen bajos niveles de combustible. Esta concesión de fondos, por lo tanto, se presenta ante los ciudadanos como un intento de disminuir los niveles de contaminación y de salvar al planeta; sin embargo, lo que en realidad hace el Departamento de Energía es invertir dinero público en una actividad que no crea valor para todos. Es decir, el contribuyente está viendo sus impuestos invertidos en un producto que no necesariamente va a consumir. 

El segundo problema de que el Estado beneficie a una empresa radica en que perjudica a otras del mismo sector al entrometerse en el sistema de libre competencia. En un sistema de libre mercado, una empresa sobrevive si es capaz de adaptar su oferta a la demanda existente, de lo contrario desaparece. En el caso de Tesla, hay evidencia suficiente para sospechar que de no ser por los subsidios que recibe ya ni siquiera existiría (El Economista, 2015). Los perjudicados son los demás empresarios del sector y los consumidores, que no disfrutan de las ventajas de la destrucción creadora que popularizó Schumpeter.

En un sistema de libre mercado, una empresa sobrevive si es capaz de adaptar su oferta a la demanda existente, de lo contrario desaparece. En el caso de Tesla, hay evidencia suficiente para sospechar que de no ser por los subsidios que recibe ya ni siquiera existiría.

Otro beneficio que obtiene Tesla son los créditos fiscales que los compradores de esta marca pueden obtener y que incentivan artificialmente una demanda más alta. El gobierno federal de Estados Unidos ofrece a los consumidores un crédito de $7,500 contra su responsabilidad fiscal por cada vehículo cero-emisiones que compren. Además, California redujo bruscamente sus impuestos a los equipos de fabricación para alentar a la compañía a permanecer en el estado (Stringham, 2016). En ambos casos, podemos observar cómo la industria se convierte en un cliente del Gobierno y con ello corre el riesgo de responder más a sus demandas que a las del mercado.

En ambos casos, podemos observar cómo la industria se convierte en un cliente del Gobierno y con ello corre el riesgo de responder más a sus demandas que a las del mercado.

En pocas palabras, el crony capitalism se puede encontrar en varios países y no necesariamente en los menos desarrollados. Es una forma de beneficiar a determinados empresarios que tiene costos políticos y económicos. Tesla es un ejemplo de cómo se extiende este fenómeno en Estados Unidos, pero no el único. Otras dos empresas vinculadas a Elon Musk, SolarCity y SpaceX, reciben también subsidios, una coincidencia difícil de explicar sin la cercanía de Elon Musk al mercado político. ¿Se pueden eliminar por completo estos comportamientos? No, pero reduciendo y limitando al gobierno, reduciríamos y limitaríamos su capacidad de beneficiar a unos a costa del dinero de otros. 

Referencias

  • El Economista. (2015). Elon Musk, un emprendedor ‘público’: su imperio se asienta en 4.900 millones en subvenciones. Recuperado de: https://bit.ly/31exU7T
  • Holcombe, R. (2016). Advanced Introduction to Public Choice. Estados Unidos: Edward Elgar Publishing.
  • Stringham, E. (2016). A little context on Tesla’s ‘crony capitalism’. Washington Examiner. Recuperado de https://washex.am/2lNYuFW

AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.

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María Fernanda Ibarra