Elecciones en Israel: las alianzas son la clave
El pasado 9 de abril se celebraron elecciones parlamentarias en Israel, convocadas por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, para renovar los 120 escaños del Knesset —el Parlamento israelí—. Esta convocatoria adelantada viene ligada a dos circunstancias: en primer lugar, las acusaciones de corrupción que pesan sobre Netanyahu; en segundo lugar, la ruptura de su alianza con los judíos ultraortodoxos tras proponer un proyecto de ley que obliga a estos últimos a hacer un servicio militar del que hasta ahora están exentos. Por primera vez en los últimos 10 años, existe una oposición, liderada por el partido Azul y Blanco, que puede ser rival del bloque de alianzas de derecha que dirige el primer ministro.
La fuerte contienda provocó que los resultados de las elecciones fueran muy cerrados, sin mayorías absolutas y con dos partidos empatados a 35 escaños: Likud y Azul y Blanco. El resto de los nueve partidos no pasaron de 8 escaños (Bechirot, 2019). Los resultados muestran un empate entre los dos partidos principales; pero, al tener en cuenta las alianzas del Knesset saliente, el primer ministro Netanyahu obtuvo suficientes escaños para formar gobierno de nuevo. Eso era lo esperado, pero al no poder arreglar las diferencias con los ultraortodoxos, la alianza no se consolidó. Tras la latente amenaza de que la oposición pudiera ser capaz de hacer lo que él no pudo, Netanyahu y sus aliados votaron a favor de disolver el Knesset y llamar nuevamente a elecciones, que se celebrarán el 17 de septiembre de este año (Sanz, 2019).
Las dificultades del caso israelí para establecer alianzas y formar gobiernos son frecuentes en los sistema parlamentarios, y public choice nos ayuda a entenderlas. Al ser muy poco probable que un solo partido llegue a una mayoría absoluta en la cámara legislativa, el que tenga la mayor cantidad de escaños debe buscar a otros partidos —normalmente cercanos ideológicamente— para hacer una alianza que le permita gobernar y tener el puesto de primer ministro. El pacto entre varios se logra mediante el logrolling, un acuerdo entre dos partidos para intercambiar votos y beneficiarse mutuamente. Esta acción es una práctica constante en la creación de alianzas, un aspecto fundamental para hacer funcional un Parlamento (Holcombe, 2016).
El logrolling es un arma de doble filo. Permite a los partidos con mayor cantidad de escaños formar gobierno, pero con el costo de ceder ante contrapartes con menos asientos para lograr su objetivo. Comúnmente, se les da ministerios o pases de ley, dependiendo de la importancia que tengan en la alianza gobernante. En el caso de Israel, la repetición de las elecciones puede ser tanto un arma a favor de Netanyahu como de la oposición, más teniendo en cuenta las acusaciones de corrupción.
A pesar de que el logrolling no fue suficiente para evitar la repetición de elecciones, seguirá siendo un elemento clave en el futuro de las alianzas israelíes, sobre todo, porque la mayoría absoluta de un partido en el Knesset parece imposible. Nada está claro en la política de Israel; pero, probablemente, el 17 de septiembre se definirá gran parte del futuro del país y sabremos más del su impacto geopolítico.
Referencias
- Bechirot. (2019). National Results. Recuperado de https://votes21.bechirot.gov.il/nationalresults
- Sanz, J. (30 de mayo de 2019). Israel repetirá las elecciones tras el fracaso de Netanyahu en formar gobierno. El País. Recuperado de https://bit.ly/2KgSFuV
- Holcombe, R. (2016). Advanced Introduction to Public Choice. Massachusetts: Edward Elgar Publishing.
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