América Latina ante la recta final del 2020: pandemia, crisis y elecciones
Desde el punto de vista sanitario, los meses centrales del 2020 no han traído grandes cambios a la región. El 22 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que América Latina era el “nuevo epicentro” de la pandemia y en esa condición se ha mantenido durante las últimas semanas. El coronavirus se extiende rápidamente por algunos países como Perú, que registra en términos relativos la mayor tasa de mortalidad del mundo. Por ahora, esa velocidad en la expansión del virus sigue siendo alta, aunque existen indicios de que disminuye. El primer millón tardó dos meses en alcanzarse, mientras que el segundo llegó en 20 días, el tercero en 17, el cuarto en solo dos semanas, el quinto en 13 días y los 6 millones se sumaron en una semana y media. Todo apunta a que el pico de la pandemia en la región se producirá en torno a octubre y, de hecho, que el séptimo y el octavo millón hayan tardado más en alcanzarse indicaría una relativa disminución de la progresión de los contagios.
El 22 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que América Latina era el “nuevo epicentro” de la pandemia y en esa condición se ha mantenido durante las últimas semanas.
En segundo lugar, en la recta final del 2020 no solo va a haber un intenso calendario electoral, sino que en la mayoría de los casos la disputa va a ser muy polarizada (Bolivia), se producirá en un contexto de ausencia de consensos sobre el marco institucional a diseñar (el plebiscito sobre la reforma constitucional en Chile del 26 de octubre) y con panoramas político-partidistas altamente fragmentados (locales en Brasil en noviembre). Todo un cóctel que no contribuye en nada a garantizar la gobernabilidad.
Si bien solo unas (las bolivianas del 18 de octubre) son presidenciales, el resto tienen características especiales que convierten estas citas ante las urnas en termómetros sobre el momento político que vive cada país. Además, va a ser un final de año en el que se empezarán a poner las bases que marcarán el panorama político para el 2021, año en el que habrá elecciones presidenciales en Perú, Chile y Ecuador y legislativas en México y Argentina. Estas dos últimas serán clave para definir el destino de la IV Transformación que lidera, en el primer caso, Andrés Manuel López Obrador y el futuro del segundo bienio en lo tocante al argentino Alberto Fernández.
Si bien solo unas (las bolivianas del 18 de octubre) son presidenciales, el resto tienen características especiales que convierten estas citas ante las urnas en termómetros sobre el momento político que vive cada país.
Por lo tanto, se abre para América Latina un periodo en el que existirán cuatro ejes fundamentales que marcarán el curso político:
- Una pronunciada polarización política, con agendas-país poco compatibles entre los diferentes actores políticos (en especial en Bolivia).
- Una elevada fragmentación dentro de los diferentes bloques políticos.
- Un extendido voto de castigo a los gobiernos (salvo en Uruguay) por los problemas políticos, institucionales y económico-sociales heredados del periodo posbonanza económica (2013-2019) y por los fallos de gestión durante la pandemia (2020).
- Y un panorama a futuro en el que la posibilidad de llegar a acuerdos y grandes consensos se hace más compleja (por ejemplo, en Chile con vistas a la reforma constitucional), precisamente por esa alta fragmentación, ausencia de consensos y elevada polarización.
AVISO IMPORTANTE: El análisis contenido en este artículo es obra exclusiva de su autor. Las aseveraciones realizadas no son necesariamente compartidas ni son la postura oficial de la UFM.